domingo, 15 de marzo de 2009

Un Aleph en el que suena Pink Floyd

Algunas veces creo percibir algo así como una voz interior que me alerta: "¡Alto! Deténgase. No lo haga. Usted puede salvar su vida". Es casi siempre unos segundos antes de decir esas cosas de las que suelo arrepentirme. Pero claro, ¿por qué iría a detenerme? ¿por qué querría salvar mi vida? Preferiría que sea mi vida la que me salvara a mí.

¿Puede una palabra, un segundo entre decenas de años, definir una existencia entera? ¿Basta con un solo acto para contar una vida? Existe realmente ese punto en el que convergen todos los puntos? Y si es así, ¿cuál sería el instante crucial que me justifique a mí, a Mirinda, en la inconmensurable circularidad del Universo?


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