domingo, 30 de noviembre de 2008

Una de domingo


Después de una semana de calor, la tormenta de domingo es una invitación para la fiaca. Desayuno (más bien tomo el té) con diamantes, como dicen los gallegos, y sueño con tener la clase y la gracia de Audrey.

"Well, it's still too early to go to Tiffany's. I guess the next best thing is a drink. Yes, I very much need a drink..."

Algo tenemos en común, Holly Golightly y yo, después de todo. Me alegra comprobarlo.


martes, 25 de noviembre de 2008

Frankly, my dear, I don't give a damn...

Volví a ver Lo que el viento se llevó. La última vez fue en VHS: dos cassettes que alquilamos en el almacén devenido en videoclub de José, que más tarde fue una sucursal de venta de tiempos compartidos, luego una librería artística donde hacían fotocopias color, y ahora, quien sabe, un cyber o una tienda de diseño alternativo.

La historia social de la Argentina cabe en la de los emprendimientos de aquel gallego amable que conocía a los vecinos por su nombre y no necesitaba que le indicaran cuanto de queso, ni cuanto de cocido, porque sabía también de memoria sus gustos. La mujer de José, Rosalía, no había perdido el acento y me premiaba con una Tita o una Rhodesia cada vez que yo recitaba "Cultivo una rosa blanca..." sentada en el mostrador. El hijo, que se ocupaba del videoclub, me regaló un póster gigante de Patrick Swayze en El duro que colgó varios años de la puerta de mi cuarto.

Contra el marco de otra puerta, Rhett Butler le entrega su pañuelo a Scarlett y yo no sé si entonces lloraba como ahora, ni si lloro por ellos o por todas esas otras cosas que el viento se llevó.



(Al menos nos quedan la Tita y la Rhodesia.)

viernes, 21 de noviembre de 2008

Retro

En la vereda, en la esquina de Maure y Soldado de la Independencia, hay una silla y una mesa de jardín. En la silla está sentada una mujer de unos 50 años con uno de esos cortes de pelo ingrávidos que suelen llevar las señoras después de cierta edad. En la mesa puso un mantel de un material que parece hule. Arriba, en el centro, hay una olla Essen. A un costado, un cartelito escrito a mano que dice: se aceptan tarjetas de crédito.
Imagino que llegó volando en su silla con todo el set desde otra década y eligió un lugar de la ciudad que aún puede reconocer para instalarse.
O que ella misma es una instalación artística inspirada en la cultura retro. Como tal, quizá sea algo desacertada. A ver, yo me acuerdo de las reuniones en las que las señoras vendían ollas Essen, pero también que eso se hacía en las casas, igual que con los tuppers. Mi mamá una vez se ganó un pelanaranjas precioso en una que organizó la vecina del tercero. Y recuerdo los puestos callejeros donde ofrecían planes de medicina y televisión por cable. Pero lo de las Essen en la calle, la verdat, no.
Quizá encuentre algún nostálgico que le compre alguna. Puede ser una escena interesante. Puede que me instale yo también en esa esquina, sólo para mirar. Aunque a lo mejor hasta me compro una. Después de todo, acepta tarjeta y, además, las ollas Essen son buenísimas.

martes, 11 de noviembre de 2008

Smile

Para mí, los emoticones son una de las peores invenciones de la era digital. En donde antes había un espacio en blanco o un silencio, ahora hay caritas boludas que te guiñan un ojo o te miran sorprendidas. Una solución a la medida de los superficiales y de los que no se animan, porque no hay que hacerse cargo de la carita enviada. La interpretación corre por cuenta del otro.

O es que quizá el lenguaje que desarrollamos por necesidad, ahora nos complica. A lo mejor fue que hablamos tanto sin entendernos que no quedó otra que volver a las señas.



Ahh, las caritas felices ya no son lo que eran...



sábado, 8 de noviembre de 2008

Utopía

Dice que en su mundo sólo se come en McDonald's y que en la cajita feliz sólo viene el juguete que a uno le gusta. Que la plata alcanza para todos. Nunca se duerme, nunca te matan, y no hay ladrones, porque todos tienen.
Con cinco años, acaba de imaginar su primer modelo político ideal: la aplicación del comunismo, para el pleno disfrute de los emblemas del capitalismo.

(A esto hay que ponerle una carita feliz. Y amenizarlo con una de Serrat)


viernes, 7 de noviembre de 2008

Fat Pig

Ayer fuimos a ver Gorda al teatro. En clave de comedia, hace que resulte creible que un tipo "exitoso" y canchero pueda enamorarse de una mujer con muchos (realmente muchos) kilos de más. Es raro -como jodido- que también resulte tan entendible que sus amigos lo juzguen por eso y le digan las cosas espantosas que en privado nos decimos a diario.

Incorrecta, la obra transita en la cornisa hasta el abismo de un desenlance amargo como un salto al infinito. La equilibrista es ella, Helena-Mireia, la gorda, el personaje, la actriz gorda que hace de gorda, la que con los ovarios más grandes que el traste se para en ropa interior sobre una cama redonda frente a una sala llena y muestra esas piernas enormes con celulitis hasta los tobillos. Ella que ríe con una risa gigantesca como sus tetas cuando él le dice "huesitos grandes", "amo cada uno de tus rollos". La que acepta cuando, vencido, le dice que no va a poder.

Y es más triste porque no se le cae ni una lágrima. Es más triste porque, como dice la canción, las chicas grandes no lloran.

jueves, 6 de noviembre de 2008

Oh, vamos...

Confieso que casi me emociono. Tan joven y buenmozo a pesar de las orejas, con la bandera flameando a sus espaldas, las lágrimas de Oprah y Jesse Jackson.
Pero, en seguida, me parece estar viendo una película. No ya la indie movie para la que cada americano puso medio centavo de dólar, sino una superproducción hollywoodense. Spielberg, Cameron y Stone unidos para una hacer una épica que Mel Gibson hubiera apoyado si no fuera racista y republicano. Denzel Washington o Will Smith en el papel de Obama. La chica de Ray, como Michelle. Una gorda preciosa cantando en gospel el National Anthem. Y la promesa de que algo cambió, de que los Estados Unidos vencerán a los malos que quieren derrumbar el mundo con la fuerza de la democracia, la libertad y las oportunidades; un cachorrito para las niñas, y las gracias a la abuela, providencialmente muerta un día antes del triunfo.

La voz en off de Morgan Freeman dice que Barack Obama fue electo el 4 de noviembre de 2008 como el primer presidente negro de los Estados Unidos.

(Special thanks to Eddie Murphy in the rol of Ann Nixon Cooper)

sábado, 1 de noviembre de 2008

Little Miss Sunshine

Bah, no sé el resto de los chicos. Capaz algún que otro buen terraquito se lavaba los dientes y se iba a descansar con Grock. En cuanto a mí, más de una noche esperé a mi vieja envuelta en su tapado, arrastrándolo a pesar de los tacos. Cuando entraba, le recitaba todas: "Chu hua hua, chu hua hua, los gladiolos", "Chiribín, chiribín, uuuhhh, uhhhh" y hasta "Soy Rita Turrrdero, la pantera de Mataderos". Con el tapado abierto, me quedaba apenas la bombacha con florcitas y la panza redonda y sin complejos de una chiquita de cinco.

Gran punto, Moria

Semana de buenas noticias: el Diego al fin será DT de la selección y Moria Casán prepara http://www.moriag.com/, su página dedicada al sexo. Me mata la ansiedad. Diego y Moria han sido personajes importantes en mi vida desde que tengo memoria.

Me parece que son como los padres mediáticos de mi generación...

O acaso los chicos de los 80 no crecíamos soñando con tener la rapidez del Diez y las tretas de Moria?

Infieles

El título en la portada del diario: " Los mayores de 60 años son cada vez más infieles". Después, en la nota se aclara que "...el Viagra y otros tratamientos para la disfunción eréctil, los suplementos de estrógeno para mantener el ansia sexual femenina y avances como mejores prótesis de cadera (plop!)" también ayudan.
Entonces no es que sean más infieles, sólo lo son por más tiempo.