martes, 9 de febrero de 2010

Efecto Vagalumi


Ya está. Ya estoy de vuelta (en todos los sentidos de la expresión). El Tigre fue un bálsamo y un lugar de reencuentro con lo bueno, mi familia, mis amores, mis amigas. La casa donde me acordé que soy feliz tiene un muelle de madera para ver las estrellas, y un mirador para jugar a los piratas, y un parque grande y verde para respirar hondo, y una playita con atardeceres tranquilos, y una pileta para nadar por abajo del agua pensando sólo en que no vale tomar aire, y bichitos de luz, muchos, pero muchos bichitos de luz que de noche se prenden y se apagan y uno no sabe si son las estrellas desde el muelle o el mismo efecto embriagador de reconocerse feliz... o los whiskicitos con las estrellas del muelle.
Capaz es de embriagadita nomás, capaz son los vagalumis, pero ahora pienso que si Jobim hubiera conocido el Delta quizá no hubiera sido Corcovado...

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