lunes, 5 de octubre de 2009

Caramelito amargo

Este es mi hard candy del día (de la semana, del mes... ¿del año?): mi mamá tiene novio. Está "bien", dice, "contenta", le dió mucho miedo reencontrarlo después de tantos años. Tuvieron una relación mucho antes de que ella conociera a mi viejo. Lo dejó cuando vino a vivir a Buenos Aires. Dice que hace unos meses él se enteró que ella había enviudado y la llamó por teléfono. Al principio, ella no lo quería ver "porque tenía miedo de que con eso se perdiera el romance", dice. ¡Tiene un romance! Cuando se encontraron, en un restaurante de Belgrano, él la reconoció en seguida. Aunque tuviera el pelo corto, aunque ya no llevara flequillo, detrás de las arrugas y los kilos de más. La semana pasada volvieron a verse en su campo, pero ella me dijo que se iba a San Pedro con una amiga. Y no quiere mentirme. Ya se sabe como son estas cosas, a ver si pasa algo y yo me quedo con la espina, sin entender qué hacía ella ahí con ese hombre. (La verdat es que mi mamá siempre se preocupa "por si pasa algo". Dice que siempre tengo que tener un camisón nuevo, "por si pasa algo". Que use bombachas lindas y decentes, "por si pasa algo".)

Dios, ella está contenta. Mi viejo se vuelve a morir, se muere un poco más, pero ella está contenta. A mí me alegra verla bien, que esté ilusionada, a su edad. Justo hoy en la revista, estaba buscando casos de historias de amor en la vejez. Cosa 'e mandinga. Cada vez creo menos en las casualidadades.

A mi hijo la muerte de Mercedes Sosa le recordó a papá. A mí, todas las muertes. Todas las vidas. Cada vez que sale un libro nuevo, cada vez que encuentran una cura para el cáncer o que alguien se enamora, me duele que no sea para él: el libro, la cura, el amor.

Yo siempre creí que había sacado el sex appeal de papá, pero debo haber estado equivocada. Hay que ver que mi vieja, sin ser rica, ni joven, ni hermosa, logró enamorar a un señor, otra vez.

Por la tele anuncian que murió Betty Flores, la mujer del actor Alberto Anchart. Pasan imágenes de su casamiento, unos meses atrás, después de 48 años juntos. Ella tenía 67; él 77. Mamá tiene 64, como Paul.


2 comentarios:

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

Mirinda qué lindo! y qué grande la vieja. Ahora más que nunca hay que ir a rezarle a la vigencita de Salta.
te quiero