
En Demolition Man, Stallone era un policía del pasado a quien liberaban de su crioprisión para combatir a un delincuente tan retro con él (un platinado Wesley Snipes) en una ciudad del futuro donde sólo estaba permitido escuchar jingles, la comida chatarra era un placer clandestino que sólo se conseguía bajo tierra y el intercambio de fluidos había sido prohibido. Sí, confieso, ví esa película más de una decena de veces. Pero nunca pensé que Buenos Aires con gripe A se podía parecer tanto a esa ciudad que me causaba sólo risa. Este invierno no nos besaremos tan seguido. Y quizá ese hábito -bueno, ¿cómo saberlo?- nos quede tan grabado como el de lavarnos las manos más seguido y dejar de compartir el mate.
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El otro día en la mesa en la que voté vi una señora que se tapaba la boca con una gasa atada en la nuca. Tenía en la mano una bolsa de maní pehuamar y se los iba metiendo de a uno por un agugerito que estiraba a dedo en su precario barbijo.
2 comentarios:
Estaremos ante el "primer año del resto de nuestras vidas"?
No sé, para mí que están pasando cosas raras: en el mismo año se mueren todos estos tipos, las pandemias azota al mundo...yo soy más bien apocalíptico
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