lunes, 12 de enero de 2009

Back to the future

El domingo invité a una amiga a la quinta. Si no fuera porque fuimos en mi "coche" - cuatro ruedas y tres puertas de color gris perla que son lo más parecido a la independencia que conocí en mi ya no tan corta, pero sí intensa vida- fue casi un programa de la infancia. Nos esperaban mi madre con sus perros y un asadito justo a tiempo más ensaladas varias. Tomamos coca light y, luego, carrera hasta la pileta, para tirarnos de...¡bomba! Entre piruetas y destrezas varias creo que estuvimos más de una hora sin salir del agua.
Cero glam: nos peinamos raro, nos pusimos la luneta y las patas de rana del enano y jugamos carreras con el flota-flota y el inflable de los Power. En eso, nos dimos cuenta que era la primera vez en unos cuantos años que íbamos a la quinta solas, o sea: sin novios, ni maridos, ni hijos, ni moros en la costa que alteraran un vínculo que alguna vez fue infantil. No sé si fue eso, la tarde tranquila, o el sol que nos quemaba la cabeza, pero, por un momento, sentimos que habíamos vuelto a ser las amigas del cole que se juntaban simplemente para jugar.

4 comentarios:

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

un poco en el espacio y tirando bombas de tiempo.
No hacen falta anotadores, por suerte todo sigue en su lugar! (o no)
Ya se viene la segunda parte.

Mirinda Denoche dijo...

Ay Catena, Catena,
segundas partes
nunca fueron buenas...

Anónimo dijo...

hubo segundas q superaron a la primera...