Encapricharse, de vez en cuando. Cerrar los puños y patalear en el piso, pegando grititos. Si es inevitable, llorar. Y hacer puchero y muecas y, claro, cara de capricho. O de berrinche. De berretín.
De ganas y de impotencia. Y de bronca, porque el encaprichado ya sabe de antemano que no tendrá lo que quiere y que si se lo dan, nunca estará del todo seguro. Entonces, encapricharse de nuevo, de vez en cuando. Y así.
Types Of Herons
Hace 1 año
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