miércoles, 10 de diciembre de 2008

Desborde(r)

Quiero decir algo. Quiero decirlo y espero que no se enojen los que pretenden que Mirinda sea delicada y discreta, porque -acabáramos- si la conocen, saben que eso no ocurrirá. Hay algún antecedente de un vano intento suyo por reformarse y vivir una existencia prolija y limitada. Pero siempre es peor, porque Mirinda es desborder. Habla de sí misma en tercera persona, porque a veces necesita desdoblar para mirarse desde afuera, reconocerse y volverse a elegir. Porque se quiere, por momentos no se gusta o no se cree, pero en el fondo, se quiere. Y cuando le aprietan mucho los zapatos o cuando no la aman bien - ¿quién puede decir qué dolor es mayor? escribe Pessoa-, escapa, descalza, a la carrera. En el campo le enseñaron que si no respira, no siente nada cuando los cardos le pinchan los pies. Por eso, toma aire y corre. Lejos, tan lejos como haya estado de sí misma. Y se ríe a carcajadas hasta quedarse dormida. Y hasta puede ser que sea feliz.

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