miércoles, 5 de febrero de 2014

Till death do us together

Pasaron siete años. Pero da igual. El dolor es el mismo y el desamparo, para siempre. Quiero refregarme los ojos para que nada empañe la imagen del abrazo. Quiero sentir que dejé de estar sola, porque él me cuida, porque hasta me reta para que deje de llorar. Decía que yo era buena hasta para disfrutar. Ojalá no vea la mierda en la que me convertí sin su palabra, sin esa voz que me enseñaba con amor y ejemplo diario en donde estaba el bien. Lo extraño tanto que sigo esperando: quien sabe una de estas noches ensille un petiso también para mi y podamos por fin volver a cabalgar juntos y lejos, él y yo. Mi viejo, mi amor, mi vida, y este pedido tan desgarrado como  inutil,  hasta que la muerte nos encuentre.

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