domingo, 30 de agosto de 2009

La isla del drama

"...cómo convertir nuestras percepciones en historias, con su exposición, nudo y desenlace, cómo los fragmentos de nuestros recuerdos no cobran coherencia hasta que los reimaginamos y los pasamos a palabras. El tiempo es la propiedad del lenguaje, de la sintáxis y de las formas verbales". (Siri Hustvedt, Elegía para un americano)

A mi hijo le gusta un nuevo dibujo animado que recrea un reality show. Se llama La isla del drama, y yo pienso que ojalá el drama se quede allá en la isla por un tiempo y no nos visite. Hace mucho que las cosas están yendo bien y como buena amante del cine y la novela sé que eso tampoco puede durar tanto. Después de un tiempo, una tensión subyace detrás de ese todo que parece marchar alegremente. Puede que nos hayamos acostumbrado a buscar la realidad en las vidas ajenas para alejarnos del peligro. Para que el drama habite verdaderamente en una isla junto a todo lo demás y eso nos permita al fin vivir sin riesgos.
Leo a Siri Hustvedt. Me conmueve tanto, que corro a transcribirla, y, por primera vez en varios días quiero ser Mirinda, la que escribe para ser real.
"Esa clase de periodistas están convencidos de que se puede escribir la verdadera historia de algo o de alguien, la verdad objetiva, o, si no, reflejar las dos caras de esa verdad, como si el mundo estuviese siempre dividido en dos. [...] Nos hemos vuelto unos maniáticos de las historias verdaderas, del 'confesarlo todo'; del reality show televisivo que nos muestra a gente real viviendo una vida real..."

miércoles, 19 de agosto de 2009

¿Alguna duda?

El título: El sexo de una atleta sudafricana genera dudas en Berlín. "Entendemos que la gente pueda hacerse preguntas porque ella parece un hombre", dijo el entrenador de la chica que, con 18 años es la máxima favorita en 800 metros. Su nombre, sin embargo, es incluso más elocuente que su cara.
¡Por favorrr! Se llama Caster Semenya y es favorita en 800 metros... No quiero ser grosera, pero... ¿qué otra duda puede haber?

martes, 4 de agosto de 2009

Fly me

Se ve que me pegó lo de Hustvedt, porque, en vez de seguir con el otro de Amélie que ya tenía comprado, pasé por una librería y me hice una panzada de esas que sólo mi padre. Aunque él, cuando terminaba de elegir, le daba la pilita de libros a mi vieja para que se ocupara de la cuenta, y en cambio yo tuve que pagar me, myself de mi propio pecunio. En fin, es principio de mes y parece que pronto la apoyatura de Mercurio en Virgo me hará brillar.

En tren de volar más alto, me compré el último de esta rubia migrañosa y cautivadora que hace rato dejó de ser solamente la mujer de Paul Auster. Claro que tratándose de Auster, imagino que debe haber infinitas maneras de ser Husvedt. Quien pudiera, al menos una...
Es que los Auster tienen ese no sé qué de las parejas que se han amado por mucho tiempo, o que hace creer que han vuelto a elegirse muchas veces. O que hace creer, y ya.