miércoles, 13 de enero de 2010

B-side

Ayer descubrí algo sobre mi: no me gusta perderme los placeres habitualmente reservados para los hombres. Y eso incluye todo y rocanrol. Me gustan el whisky, los puros y los burros. Y me caen muy bien las putas.

Mi resolución de año nuevo es relajarme. Me di cuenta que me pasé la vida tensa y exigida, como si todo el tiempo estuviera en una prueba, y reprobando una y otra vez. Parece que la cosa está funcionando. Aunque quizá sea parte de la misma exigencia: probar que puedo relajarme.

Empecé terapia, una nueva. Ya tengo a mi Lowenstein modelo 2010. Está bueno tener una psicóloga mujer, yo casi siempre elijo médicos varones. Justo yo, que me creo tan feminista. Me hacen sentir más segura, qué se yo. Aunque me tinca que hay más incidencia de casos de mala praxis profesional en hombres que en mujeres. Lo estoy googleando. En fin, no encuentro nada. Capaz lo estoy diciendo de puro feminista.

La cuestión es que ella dice que tengo que desacartonarme, y también lo digo yo. Siento que quizá este es el año en que puedo volver a fluir. Me pasa más o menos cada cuatro, una especie de relax bisiesto que me permito dentro de este ser siempre tan uptight.

Sólo es cuestión de darse cuenta, tomar la ola y barrenar hasta la orillita, o revolcarse para salir hecha milanesa. De improvisar. Pero es evidente que para improvisar bien, hay que saber.